El fuego devorador de Galicia: una amenaza para el patrimonio

El fuego devorador de Galicia: una amenaza para el patrimonio

La devastadora ola de incendios que asoló Galicia dejó una huella indeleble en su territorio. Más de cien mil hectáreas quedaron reducidas a cenizas, y con ellas, un patrimonio cultural y arquitectónico que se sintió amenazado o directamente consumido por las llamas. Juan Picos, profesor de Enxeñaría Forestal en la Universidade de Vigo, ha analizado el impacto de estos incendios mediante la base topográfica de Galicia y las imágenes satelitales de los perímetros afectados. Los números son alarmantes: 144 viviendas, 50 industrias, 300 depósitos y silos, 150 iglesias y capillas, 30 cementerios, 10 molinos y 250 comunidades de montes fueron afectados.

La magnitud del desastre es tal que, según Picos, «los incendios grandes son de territorio y amenazan todo el territorio». No se trata solo de un problema forestal, sino de un fenómeno que supera ese ámbito y pone en peligro la infraestructura en general, incluyendo carreteras y líneas de alta velocidad. De las once mil construcciones que se vieron en riesgo, siete mil estuvieron a menos de cien metros de las llamas, y cuatro mil quedaron dentro del área quemada, que abarca más de 4.500 kilómetros cuadrados. «La mitad de ellas son viviendas y estructuras auxiliares», puntualiza Picos.

En un intento por abordar las repercusiones y aprender de esta tragedia, se celebrará una jornada en la delegación de Ourense del Colexio de Arquitectos de Galicia, donde Picos compartirá sus hallazgos. Junto a expertos como José Antonio Hoyuela y Otilia Reyes, se buscará concienciar a los arquitectos sobre la importancia de considerar los incendios en sus planes urbanísticos. «El urbanismo tiene mucho que decir cuando hablamos de incendios forestales», sostiene Picos, quien aboga por una planificación que asuma el riesgo de incendios y favorezca construcciones con capacidad de autoprotección.

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La pequeña aldea de San Vicente de Leira es un ejemplo palpable del desastre. Sara Pérez recuerda cómo el fuego la arrasó por completo, dejando en evidencia la vulnerabilidad de muchas poblaciones rurales frente a estos fenómenos. La Xunta también había advertido sobre la necesidad de intervención en más de 400 núcleos.

Para Picos, aunque se tomen medidas, el riesgo nunca desaparece por completo. Por ello, insiste en la importancia de prepararse para el impacto de los incendios: «Lo que tenemos que hacer es proteger mejor lo que tenemos». Su mensaje es claro: no podemos permitirnos la complacencia, sino que debemos actuar con urgencia para salvaguardar nuestro patrimonio ante futuras amenazas.