Un reciente descubrimiento en la antigua necrópolis etrusca del Palazzone, en Perugia, ha dejado perplejos a los arqueólogos: una urna funeraria de 2.300 años con el rostro de Medusa tallado en piedra. Lo que comenzó como una intervención de restauración rutinaria en el Hipogeo dei Volumni, una tumba monumental de la ciudad italiana, se ha convertido en uno de los hallazgos más intrigantes de los últimos años.
La urna, hecha de travertino y decorada con motivos florales y discos rituales, no contenía restos humanos, sino un pequeño ajuar funerario compuesto por tres vasijas de terracota. Este descubrimiento ha desafiado las convenciones funerarias conocidas, sugiriendo la posibilidad de que se trate de un cenotafio, una tumba simbólica sin cuerpo presente.
El Hipogeo dei Volumni es parte de una red de unas 200 tumbas del periodo helenístico, excavadas bajo la actual ciudad de Perugia. La urna, dedicada a un tal Arnθ según una inscripción etrusca, fue encontrada en un contexto que sugiere ceremonias funerarias más complejas de lo pensado. En lugar de restos humanos, las vasijas de terracota, colocadas con evidente intención ritual, podrían representar una ofrenda simbólica.
La atención de los expertos se ha centrado en la talla de Medusa en la urna. En el contexto etrusco, Medusa no es solo un elemento decorativo; su figura cumplía una función protectora, como guardiana del tránsito al más allá. Esta elección, unida a los discos rituales tallados alrededor, sugiere un fuerte simbolismo y una intención ceremonial más que práctica.
Este hallazgo obliga a replantear las prácticas funerarias etruscas. La existencia de tumbas simbólicas podría haber sido más común de lo que se pensaba, especialmente cuando el cuerpo no podía ser recuperado. La urna, con su elaborado relieve de Medusa y las inscripciones etruscas, ofrece una nueva perspectiva sobre la sociedad etrusca.
Actualmente, la urna y su contenido están bajo análisis en el Antiquarium del sitio arqueológico. Expertos en conservación están estudiando los residuos orgánicos en las vasijas para determinar si contenían cenizas o líquidos rituales. Una vez completados los análisis, el conjunto será expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Umbría, permitiendo al público descubrir una historia que, aunque sin huesos, está llena de símbolos y mensajes inscritos en piedra.




