A lo largo de la historia, ciertos lugares han actuado como ventanas al pasado, permitiendo a la humanidad entender su evolución y desarrollo. Uno de esos lugares es Çatal Hüyük, un asentamiento neolítico que se encuentra a unos cuarenta kilómetros de la ciudad moderna de Konya, en Turquía. Este yacimiento, con sus aproximadamente 9.000 años de antigüedad, ha sido crucial para comprender la transición de la humanidad hacia la vida urbana y la civilización.
Recientemente, los esfuerzos arqueológicos han dado un nuevo giro con la revelación de la «Casa de los Muertos», un hallazgo que abre una puerta a la comprensión de las prácticas funerarias de hace 7.500 años. Bajo la dirección del arqueólogo Arkadiusz Marciniak, de la Universidad de Poznań, y con la colaboración de equipos turcos y polacos, las excavaciones han revelado un edificio ritual sin signos de uso doméstico. Dentro de este, se encontraron al menos veinte enterramientos, meticulosamente dispuestos bajo el suelo, lo que sugiere un complejo ritual funerario colectivo.
La Casa de los Muertos, como se ha denominado este hallazgo, nos ofrece una visión única de cómo lo cotidiano y lo sagrado se entrelazaban en Çatal Hüyük. Los restos humanos hallados indican que estos cuerpos fueron trasladados allí después de la muerte, lo que implica un significado espiritual que va más allá de un simple entierro. «Estas personas probablemente fallecieron en otro lugar antes de ser traídas aquí, lo que señala una disposición ritual», explica Marciniak a National Geographic, subrayando la importancia de la espiritualidad en la vida cotidiana de este asentamiento.
Pero la Casa de los Muertos no es el único descubrimiento reciente en Çatal Hüyük. Los arqueólogos han identificado otras estructuras que sugieren funciones rituales o simbólicas, como un edificio pintado con catorce plataformas, posiblemente utilizado para ceremonias espirituales. Estos hallazgos resaltan que las construcciones no solo eran viviendas, sino espacios para lo trascendente, donde el culto a los muertos jugaba un papel crucial en la cohesión y memoria colectiva de la comunidad.
Además, las investigaciones han revelado un proceso de migración interna dentro del asentamiento, donde los habitantes se movieron del montículo oriental al occidental. Este cambio parece estar vinculado a transformaciones en la dinámica social, como lo sugiere el profesor Ali Ozan de la Universidad de Pamukkale. Las viviendas más antiguas mostraban espacios densos e interconectados, mientras que las posteriores evidencian una separación entre edificios. Estos cambios arquitectónicos respaldan la hipótesis de una evolución social que llevó al traslado de los habitantes.
Çatal Hüyük, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2012, sigue siendo un testimonio vivo del pasado. Las excavaciones actuales no solo enriquecen nuestro entendimiento de las prácticas funerarias y la vida comunitaria en la prehistoria, sino que también están transformando la visión de la sociedad neolítica de Anatolia. Gracias a técnicas avanzadas como la datación por radiocarbono, los investigadores esperan seguir desvelando los secretos de este fascinante yacimiento y su contribución al surgimiento de las primeras ciudades y culturas humanas.