La industria funeraria inició hace algunos años un proceso de transformación, incorporando diversas “alternativas verdes eco” en los sepelios. No obstante, surge la pregunta: ¿por qué persiste la resistencia a comercializar ataúdes de cartón? Lejos de ser una opción menor, el ataúd de cartón se presenta como la alternativa más coherente, ya que está fabricado con papel reciclado y materiales biodegradables, lo que lo convierte en la opción más sostenible y respetuosa con el medioambiente. Es, en definitiva, la elección más lógica, responsable y solidaria que existe hoy en día.
Y no lo digo yo: el 1 de marzo de 2018, el blog Occident —perteneciente a la aseguradora que hoy es propietaria de la funeraria Mémora— publicó un artículo en el que resaltaba las múltiples ventajas de estos ataúdes. El texto llevaba por título: “Ataúdes de cartón reciclado, ¿los conocías?” En el post destacan que “la sociedad ha evolucionado mucho en el ámbito de las defunciones” y, en particular, en su “vertiente ecológica”. Asimismo, firman que las costumbres habían “cambiado en muchos sectores y ámbitos de la vida cotidiana y también en lo relacionado con el fallecimiento”. Entre los beneficios que aporta, destacaban “el respeto por el medioambiente que ofrecen este tipo de féretros”. En el artículo se reconoce que “la aparición de los ataúdes de cartón reciclado no ha estado exenta de polémica”, y que “son muchos los fabricantes de este tipo de caja mortuoria que han denunciado presiones por parte de representantes de funerarias y comunidades autónomas contrarias a su uso”. Conviene recordar que, cinco años después, el 20 de febrero de 2023, Grupo Catalana Occident (GCO) compró el Grupo Mémora por 387,5 millones de euros. La aseguradora, que en su momento veía con buenos ojos los ataúdes de cartón cuando aún no formaba parte del negocio funerario, una vez dentro, los rechaza con total impunidad. Leer artículo AQUÍ
Ataúdes ecológicos homologados
El primer ataúd de cartón homologado por el Ministerio de Sanidad —bajo la descripción ‘Ataúd Ecológico Biodegradable’— fue fabricado y presentado en Funermostra por la empresa RestGreen en el año 2013. Han transcurrido doce años y el sector funerario sigue ignorando esta alternativa. En la actualidad, muchos países —incluida España— han incorporado los ataúdes de cartón en sus marcos legales, permitiendo su uso en cementerios y crematorios. En lugares como Reino Unido, Francia, Alemania y los países nórdicos, su uso crece de forma sostenida frente a los modelos tradicionales de madera. La aceptación de estos ataúdes por parte de las funerarias europeas los ha posicionado como una opción válida, especialmente en ceremonias de carácter ecológico o natural. Pero, ¿por qué no ocurre lo mismo con las funerarias españolas?
Características
Estos ataúdes no liberan sustancias tóxicas durante el proceso de cremación, consumen la mitad de energía que los de madera y emiten significativamente menos gases contaminantes. Con un peso de apenas 10 kilos, ofrecen una resistencia sorprendente, ya que pueden soportar cuerpos de hasta 120 kg sin comprometer la seguridad del proceso. Además su precio, es más económico que los ataúdes tradicionales de madera, lo que los convierte en una opción mucho más accesible para las familias. Cumplen con todas las normativas legales y estructurales, siendo aptos para inhumación en tierra, nicho y tumba. Resultan especialmente adecuados para la cremación, ya que, al estar elaborados con papel reciclado, se desintegran por completo sin dejar residuos, garantizando que las cenizas son 100% de la persona incinerada. Ante esta evidencia empírica, cabe preguntarse la causa por la cual las funerarias siguen sin ofrecer esta opción a las familias.
El 79% a favor de los servicios funerarios ecológicos
Una encuesta publicada en el Segundo Barómetro Funos del Sector Funerario 2022 reveló que el 79 % de los españoles están a favor de los “servicios funerarios de carácter ecológico”, y más del 80 % de los encuestados considera que el “uso de ataúdes de cartón es una buena opción, ya que permitiría reducir el coste de los servicios funerarios”. Estos datos reflejan un interés cada vez mayor de la sociedad por disponer de funerales que no solo disminuyan el impacto ambiental, sino que también resulten más asequibles. Este fenómeno pone de manifiesto un cambio cultural profundo, la sociedad evoluciona y, con ella, las costumbres vinculadas a la despedida de los seres queridos. Se trata de un proceso que no podemos ignorar ni detener, sino comprender y acompañar.
Señores de GCO, si conocen las características y atributos que definen al ataúd de cartón reciclado, lo han publicado en su blog, ¿por qué no los comercializan? El mercado funerario sigue privilegiando los modelos tradicionales de madera, quizá porque los de cartón no resultan rentables económicamente. De ser así, lo veo comprensible desde una lógica empresarial, pero resulta contradictorio hablar de compromiso con la sostenibilidad únicamente si se mantienen los beneficios empresariales. De lo contrario, como ya ha sucedido, desestiman aquellas alternativas que consideran menos rentables, mientras siguen ofreciendo “ecofunerales”. Esa omisión deliberada priva a las familias de una alternativa más económica y reduce la sostenibilidad que tanto proclaman a un simple recurso de marketing empresarial. Un conjunto de estrategias y acciones para promocionar sus productos y servicios.
Creo sinceramente que ha llegado el momento de que las funerarias y las compañías aseguradoras incorporen este tipo de ataúdes en su oferta, incluyéndolos como una opción dentro del seguro de decesos. De este modo, podrán brindar a las familias alternativas más coherentes y alineadas con los productos que muestran en sus salas de exposición, como por ejemplo: urnas 100 % biodegradables elaboradas con gelatina, arcilla, arena, sal o micelio; féretros ecológicos, sin materiales plásticos, polímeros sintéticos y sustancias tóxicas, utilizando colas y barnices al agua, en definitiva, todo por la sostenibilidad. Asimismo, las funerarias nos brindan iniciativas como los Death Cafés —encuentros para hablar con naturalidad sobre la muerte— nos invitan a romper tabúes y a vivir con mayor consciencia. Sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿para cuándo los ataúdes de cartón ecológicos biodegradables?
Ya es hora de que el sector funerario revise sus prioridades, aunque resulte doloroso admitir que, incluso en la muerte, la voluntad del difunto suele quedar en segundo plano. También ha llegado el momento de que las familias se atrevan a exigir esta alternativa tanto a las funerarias como a las aseguradoras, con todo ello, quizá algún día logremos un futuro funerario más humano, más accesible y menos dominado por el negocio del luto. El ataúd de cartón no es una opción puramente económica; es una despedida sencilla, humilde y, quizás, la más auténtica de todas. Otra de sus ventajas es que, si una persona cuenta con un seguro de decesos y en su entierro se utiliza un ataúd de cartón, la aseguradora está obligada a devolver el importe no utilizado en el servicio.
A estas alturas, que el ataúd de cartón siga siendo una opción residual en España no responde a un problema técnico, sino a decisiones empresariales. Las funerarias lo descartan por su baja rentabilidad, las aseguradoras no lo incluyen en las pólizas de decesos –alguna de ellas son propietarias de grandes funerarias–, y las familias apenas lo solicitan, ya sea por desconocer sus ventajas o porque no disponen de suficiente información. La respuesta a este dilema marcará, sin duda, el futuro de un mercado que tarde o temprano deberá adaptarse a los cambios culturales y ecológicos de nuestra época.
AUTOR: Roberto Durán
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