El drama que vive Zoe Ward, una madre devastada, ha dejado al descubierto una cruda realidad que ha conmocionado a Leeds. En su búsqueda de un lugar donde el cuerpo de su hijo Bleu, fallecido a las tres semanas de nacer, pudiese descansar en paz, Zoe se topó con una escena que jamás esperó presenciar. Al entrar a la casa de Amie Upton, directora de servicios funerarios, encontró el cuerpo de su bebé en un saltador infantil, mientras la anfitriona veía tranquilamente caricaturas en la sala de estar.
Este macabro hallazgo reabre el debate sobre la falta de regulación en la industria funeraria en Inglaterra y Gales. En estos lugares, no existen leyes estrictas que impongan cómo y dónde deben almacenarse los cuerpos. Además, no se requiere ninguna cualificación para establecer un negocio de servicios funerarios, lo que deja a las familias en una situación de vulnerabilidad.
Ward inmediatamente llamó a su madre, desesperada, para que retiraran el cuerpo de Bleu. No era la única afectada. Sharon y Paul, otra pareja que había perdido a su hija al nacer, también se encontraron con su propio horror al descubrir que el cuerpo de su pequeña estaba en la misma casa, a kilómetros de donde esperaban que estuviera, sin su consentimiento.
Amie Upton, la mujer en el centro de esta polémica, niega las acusaciones. Su motivación para dirigir el servicio Florrie’s Army viene de su propia pérdida: su hija Florrie, nacida muerta después de un ataque físico que sufrió durante el embarazo. Upton asegura que ha dedicado su vida a ayudar a otras madres en duelo, afirmando que solo ha habido dos quejas desde que comenzó su operación.
Sin embargo, los testimonios y pruebas presentadas por los Fideicomisos de Hospitales Universitarios de Leeds y la BBC sugieren lo contrario. Aunque Upton defiende que usa una cuna fría para preservar los cuerpos, las evidencias indican que no siempre se respetan las condiciones adecuadas de conservación.
La falta de control sobre los servicios funerarios en Inglaterra y Gales se ve reflejada en este caso. Mientras Escocia ya ha implementado un código de conducta para los directores de funerarias, Inglaterra aún no ha adoptado medidas similares. Esta laguna legal ha permitido que situaciones como la de Upton ocurran, causando un sufrimiento innecesario a las familias.
La indignación crece, no solo por las acciones de Upton, sino por el sistema que lo permite. La policía de West Yorkshire investigó el caso, pero no encontró delitos penales. Sin embargo, el daño emocional a las familias es innegable, y se suman voces que exigen cambios urgentes en la regulación del sector funerario para prevenir futuros episodios tan desgarradores.