En un operativo conjunto entre la Policía Civil y la Policía Militar, tres hombres fueron arrestados en Cachoeiras de Macacu, en el estado de Río de Janeiro, Brasil, mientras transportaban un cargamento ilegal de objetos sagrados y funerarios robados de iglesias y cementerios en Minas Gerais. La operación, resultado de meses de investigaciones, permitió desarticular una organización delictiva especializada en el robo de patrimonio sacro y funerario.
La detención de estos individuos es solo la punta del iceberg de una trama más compleja. La policía sospecha que la banda llevaba al menos un año operando, lo que sugiere una estructura delictiva con ramificaciones en múltiples municipios. «Este no fue un incidente aislado. Llevan mucho tiempo haciendo esto», afirmó el comisario Alesandro Petralanda, quien lidera la investigación desde la Comisaría 159.
El modus operandi de la banda incluía el uso de un camión camuflado como vehículo de recolección de escombros para transportar el material robado. El destino final del cargamento era un galpón abandonado en Itaguaí, en la Región Metropolitana de Río de Janeiro, donde las piezas serían almacenadas antes de ser vendidas en el mercado negro. Entre los objetos incautados se encontraban estatuas de hasta 300 kilogramos, placas funerarias de bronce y otros elementos religiosos.
El destino del material robado incluía la venta de las estatuas más grandes como piezas de arte a coleccionistas privados, mientras que el bronce de las placas funerarias iba a ser fundido para su posterior comercialización. Esta operación no solo ha frustrado los planes de la banda, sino que también ha permitido recuperar una parte significativa del patrimonio cultural robado.
Los detenidos, que incluyen al conductor del camión, el propietario de una chatarrería y dos empleados del establecimiento, enfrentan cargos de asociación delictiva y receptación de bienes robados. Todo el material incautado ha sido enviado a peritaje forense para su catalogación y análisis, con el objetivo de facilitar su devolución a las instituciones afectadas.
Las autoridades continúan investigando en colaboración con la Policía Civil de Minas Gerais para identificar a otros implicados y esclarecer el alcance total de esta operación criminal. Este caso subraya la importancia de la cooperación entre diferentes cuerpos policiales para combatir el saqueo de patrimonio cultural y religioso, protegiendo así la riqueza histórica y artística de la región.