El cementerio viejo de San Juan, con sus 185 años de historia, se erige como un museo a cielo abierto que encapsula la esencia y el legado de Badajoz. Inaugurado el 8 de diciembre de 1839, este camposanto es el más grande de Extremadura, con más de 60,000 enterramientos que narran historias de épocas y personajes que dejaron su huella en la ciudad.
Recientemente, el PSOE presentó una moción para que el cementerio sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC), un reconocimiento que cuenta con el respaldo de todos los partidos políticos del Ayuntamiento de Badajoz. La declaración BIC no solo preservaría el legado histórico, artístico y cultural del lugar, sino que también garantizaría su protección y rehabilitación.
Alberto González, cronista de Badajoz, describe el cementerio viejo como un museo donde se pueden admirar obras de arte, panteones y arquitectura, además de recordar a figuras relevantes de la ciudad. Al mismo tiempo, el historiador Álvaro Meléndez enfatiza que la declaración BIC ayudaría a prevenir la desaparición de elementos históricos y a dotar al espacio de nuevos elementos que honren a los personajes ilustres que allí reposan.
El cementerio es un reflejo de la historia de Badajoz, con tumbas en el suelo que datan de la primera mitad del siglo XIX, cuando los cuerpos eran enterrados con cajas de madera o cartón, sin aislamiento, y se protegían de la erosión con cal. Este método de inhumación se prohibió en el siglo XX, pero las historias de quienes descansan allí siguen vivas.
Entre los personajes notables enterrados en el cementerio se encuentran Florentino Borrajo Calderita, conocido como ‘El tío Limones’, y Elisa Martínez Jugo, una destacada pintora del siglo XIX. Además, el camposanto alberga una fosa común, testimonio de la violencia de la guerra y la posguerra en España.
El cementerio viejo de San Juan es más que un lugar de descanso; es un testimonio del devenir de Badajoz y un recordatorio de la necesidad de preservar su historia y su patrimonio para las generaciones futuras.