En el cementerio Danescourt de Tettenhall, Wolverhampton, una nueva tarifa ha generado un debate entre los residentes y los profesionales funerarios. Este recargo del 20% se aplicará a las tumbas que superen el ancho estándar de cinco pies, algo que ha levantado críticas en la comunidad. El Ayuntamiento de Wolverhampton defiende este ajuste como una respuesta al creciente nivel de obesidad en la ciudad, donde un tercio de la población adulta enfrenta este problema.
A pesar de haber consultado con 25 funerarias locales, solo recibieron una objeción formal antes de implementar la nueva tarifa. Sin embargo, Ross Hickton, director de una de estas funerarias, ha expresado su desacuerdo públicamente, argumentando que no es justo que las familias deban pagar más por el tamaño del ataúd de un ser querido. Según Hickton, estas personas han contribuido a la comunidad durante toda su vida y merecen un trato justo en sus últimos momentos.
El consistorio justifica los costes adicionales de las tumbas más anchas señalando que requieren más trabajo logístico, como excavar más terreno y utilizar equipos especializados. Además, mencionan que otras ciudades cercanas como Birmingham y Walsall ya aplican tarifas similares. Matthew Crawley, director ejecutivo del Instituto de Gestión de Cementerios y Crematorios, apoya el cargo argumentando que el uso adicional de espacio y recursos debe ser justificado.
Una preocupación particular es el impacto de esta medida en las parejas que desean ser enterradas juntas. Si una de las personas ya está sepultada en una tumba estándar y la otra requiere una más amplia, las opciones pueden ser limitadas. En algunos casos, podría ser necesario comprar una segunda tumba o considerar una exhumación para mantener la unidad familiar. No obstante, el ayuntamiento ha indicado que, siempre que haya espacio disponible, se permitirá enterrar ataúdes más grandes al final de las filas sin cargos adicionales.
Esta situación ha puesto en evidencia los desafíos que enfrentan las comunidades para adaptarse a las realidades cambiantes, como los niveles crecientes de obesidad. La medida ha desatado un debate sobre la equidad y la sensibilidad en la gestión de los espacios funerarios, destacando la necesidad de encontrar un equilibrio entre las demandas logísticas y el respeto hacia las familias afectadas.