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La cremación directa redefine los funerales en Reino Unido

La cremación directa redefine los funerales en Reino Unido

En el Reino Unido, un cambio significativo está transformando los rituales de despedida: la cremación directa. Este servicio está ganando popularidad por ser una alternativa más económica y sencilla a los funerales tradicionales, especialmente tras la pandemia de coronavirus, que marcó un punto de inflexión al colapsar los servicios funerarios convencionales. Hoy, el 20% de los cadáveres se incineran de manera directa, y se estima que en dos décadas, la mitad de la población británica optará por esta opción.

La cremación directa ofrece una manera más asequible de decir adiós, con costos significativamente menores que los de un funeral tradicional. Mientras que en Inglaterra este tipo de despedida puede costar entre 1.000 y 1.200 libras (unos 1.400 euros), un funeral tradicional puede elevarse a 9.797 libras (unos 11.500 euros), incluyendo servicios como flores y ataúdes. En España, aunque las cifras son menores, el coste de un funeral tradicional aún oscila entre 3.500 y 5.000 euros, mientras que la cremación directa puede comenzar desde 1.500 euros.

Este cambio no solo responde a razones económicas, sino también culturales. En una sociedad cada vez más secular, la simplicidad de la cremación directa, que prescinde de ceremonias religiosas, está ganando terreno frente a los rituales convencionales. Sin embargo, esta práctica no está exenta de críticas, pues algunos consideran que atenta contra el respeto y el valor sagrado del cuerpo. «La cremación directa rompe esa dimensión sagrada del cadáver», afirma Anne Richards, asesora de políticas públicas eclesiásticas.

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El periodista Tim Borrows narra un caso personal que ilustra esta tendencia. Tras la muerte de su suegro en 2021, sin planes ni ahorros para un funeral, su familia optó por la cremación directa. Aunque algunos en la familia consideraron esta decisión difícil de asimilar, finalmente se convencieron de que podrían celebrar una ceremonia íntima con las cenizas en un lugar especial para el fallecido, el río Wye.

Este fenómeno refleja un cambio en el enfoque de los funerales, pasando de ser eventos para los fallecidos a ceremonias para los vivos, que buscan maneras personales y significativas de despedirse. En España, aunque la cremación directa aún no es tan común, el cambio cultural y económico podría llevar a una mayor aceptación en el futuro. La pregunta que queda es, ¿para quién son realmente los funerales? Como reflexiona Martin Stibbards, director de una funeraria en Essex, «los funerales siempre han sido para los vivos».

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