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Descubrimiento de cementerio prehistórico en Israel redefine visión sobre rituales humanos

Descubrimiento de cementerio prehistórico en Israel redefine visión sobre rituales humanos

Un hallazgo arqueológico en la cueva de Tinshemet, cerca de Tel Aviv, Israel, está reescribiendo la historia de los rituales funerarios humanos. Hace más de 100,000 años, nuestros ancestros modernos enterraron a sus muertos en esta oscura gruta, siguiendo un elaborado ritual que ha asombrado a los arqueólogos y ofrece una nueva comprensión sobre la espiritualidad y las prácticas sociales de aquella época.

Dirigida por el profesor Yossi Zaidner de la Universidad Hebrea de Jerusalén, la excavación reveló cuerpos cuidadosamente dispuestos en fosas, acompañados de objetos como conchas, astas de ciervo y mandíbulas de jabalí. Estos elementos, posiblemente utilizados en ceremonias, podrían ofrecer pistas sobre cómo nuestros ancestros concebían el más allá y la espiritualidad.

El descubrimiento es especialmente significativo porque representa el primer ejemplo conocido de una ceremonia funeraria en humanos modernos. Los restos, que datan de entre 110,000 y 100,000 años, fueron encontrados en la «posición de entierro», un indicio de que estas prácticas eran intencionales y cargadas de simbolismo.

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La cueva de Tinshemet, una gruta oscura habitada por murciélagos, es ahora uno de los yacimientos más importantes del Paleolítico Medio. Desde su entrada, herramientas de sílex y huesos de animales sugieren que fue un lugar de actividad humana significativa. Además, más de 500 fragmentos de ocre rojo y naranja, un pigmento asociado con prácticas rituales, fueron hallados, evidenciando que estos humanos primitivos ya contaban con los medios para crear objetos decorativos.

El clima local ha permitido que herramientas, ornamentos y huesos se conserven en buen estado, a diferencia de muchos otros sitios arqueológicos. Esto ha proporcionado una ventana única para estudiar las prácticas de nuestros ancestros, ya que un esqueleto estaba tan bien preservado que se podían observar los dedos entrelazados y las manos bajo la cabeza.

Este hallazgo se suma a descubrimientos anteriores en otras cuevas de Israel, como Skhul y Qafzeh, que datan del mismo período y refuerzan la hipótesis de un patrón común de rituales funerarios en la región. Según el profesor Israel Hershkovitz de la Universidad de Tel Aviv, estos descubrimientos indican que los habitantes de estas cuevas compartían técnicas de caza y herramientas, lo que sugiere una red de intercambio cultural y social.

Aunque algunos expertos sugieren que los entierros intencionales podrían haber comenzado antes, como en el caso del Homo naledi en Sudáfrica, el descubrimiento en Tinshemet ofrece una evidencia sólida de que los primeros humanos modernos ya practicaban rituales complejos para honrar a sus muertos.

Este nuevo entendimiento de los rituales funerarios no solo resalta la importancia de la espiritualidad en la vida prehistórica, sino que también sugiere una reivindicación territorial y comunitaria. Los investigadores creen que estos cementerios simbolizaban una especie de territorio, indicando que «esta parte de la tierra pertenece a mi padre y a mi antepasado».

El descubrimiento en Tinshemet no solo enriquece nuestro conocimiento sobre el pasado, sino que también plantea preguntas fascinantes sobre la evolución de la espiritualidad y la identidad humana, marcando un hito en el estudio de nuestros ancestros.

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