A veces, ordenar lo más básico es la tarea más titánica.
Cuando María Amparo García asumió la presidencia de la Junta Vecinal de San Andrés del Rabanedo, encontró algo más que un cementerio abandonado en lo estético: encontró un desorden administrativo que complicaba cualquier gestión. Ocho meses después, uno de sus objetivos prioritarios empieza a tomar forma: poner orden en el camposanto.
El problema es más profundo de lo que parece. De los 365 panteones y 102 nichos del cementerio, se desconoce quiénes son los titulares de 221. Esto supone un grave obstáculo para cuestiones tan esenciales como el mantenimiento, la resolución de daños o incluso la gestión del espacio en un cementerio sin posibilidad de ampliación.
Por eso se ha puesto en marcha un proceso de actualización del padrón de titulares. La presidenta insiste en la importancia de que quienes tengan alguna propiedad en el cementerio se pongan en contacto con la Junta Vecinal. Sin esa información, mantener la dignidad y funcionalidad del lugar se convierte en una tarea imposible.
Además, recuerda que el mantenimiento del cementerio depende exclusivamente de una tasa de 10 euros anuales. “Sin esa colaboración, no podemos garantizar un mínimo de limpieza ni conservación”, explica García. Ya se han realizado trabajos de desbroce y acondicionamiento, pero la situación financiera obliga a una gestión cuidadosa de cada euro.
Durante un concejo público celebrado en la Casa de Cultura, la presidenta hizo balance de estos primeros meses, detallando también otras gestiones como la puesta en alquiler del local vecinal de la calle Eugenio de Nora —cerrado durante más de 15 años—, cuyo uso podrá ser cultural, social o educativo. “Un espacio cerrado sólo genera gastos”, dijo con rotundidad.
También se anunció el inicio próximo de la pista de pádel, financiada por una subvención provincial, y se agradeció públicamente la colaboración del Ayuntamiento, imprescindible ante la escasez de medios de la pedanía.
La Junta Vecinal sigue adelante. Pero necesita ayuda. Y colaboración. Incluso desde el más allá.