Durante décadas, el CO₂, o dióxido de carbono, ha sido etiquetado como el principal causante del cambio climático. Sin embargo, un informe científico presentado este mes de julio, ha desmontado la existencia de un catastrofismo climático. “El CO₂ es esencial para la fotosíntesis y el desarrollo vegetal, favoreciendo el crecimiento de árboles, bosques y cultivos a nivel global”. El resultado de este estudio se basa en un experimento desarrollado desde el año 2017 que ofrece datos reveladores y pioneros realizados y presentados por el Instituto de Investigación Forestal de Birmingham (Inglaterra).
El CO₂ se ha asociado al calentamiento global y a eventos extremos, centrando las políticas ambientales de los gobiernos europeos y organizaciones internacionales para desterrarlo de nuestro planeta. Tras conocer este estudio científico, todos ellos han quedado en clara evidencia y se empieza a desmontar la visión catastrofista al destacar un aspecto muchas veces ignorado: el CO₂ tiene un papel fundamental en la vida vegetal y contribuye al crecimiento del ecosistema.
Los resultados de este estudio se han realizado en la ciudad de Staffordshire, donde los científicos han aplicado la técnica FACE (Enriquecimiento de Dióxido de Carbono en Aire Libre) en robles de 180 años, elevando la concentración atmosférica de CO₂ a 550 ppm (partes por millón). El resultado ha sido que los árboles han crecido un 10% más y han incrementado de forma significativa la producción de madera.
Además, la fotosíntesis –proceso mediante el cual las plantas transforman la energía solar y el CO₂ en materia orgánica– mostró un aumento de hasta el 33% en estos árboles, sin que se desequilibraran sus niveles de nutrientes. Es decir, los robles no solo crecieron más, sino que lo hicieron de forma saludable y eficiente. Además, a nivel mundial se ha evidenciado que el aumento del CO₂ en las últimas décadas ha aumentado el crecimiento vegetal en un 15%, mejorando la fotosíntesis, la resistencia a la sequía y la producción de biomasa.
Evidencias globales del “efecto fertilizante” del CO₂
Lo observado en Inglaterra no es un caso aislado. En Estados Unidos, otro experimento FACE en el bosque de pinos Duke, en Carolina del Norte, mostró un crecimiento anual un 27% superior al incrementar artificialmente la concentración de CO₂. Las tasas de fotosíntesis del dosel forestal aumentaron hasta un 50%, reforzando la hipótesis de que el CO₂ actúa como un potente fertilizante atmosférico.
Más allá de estos ensayos controlados, un estudio liderado por los científicos españoles Oliver Gutiérrez-Hernández y Luis V. García, de la Universidad de Málaga, analizó más de cuatro décadas de datos satelitales (1982-2023) mediante el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI). Sus conclusiones respaldan la tendencia global: desde los años 80, el aumento del CO₂ atmosférico ha contribuido a un crecimiento neto de la biomasa vegetal superior al 15%.
Es necesario un cambio de perspectiva
Estos hallazgos obligan a matizar el discurso dominante. Las plantas han evolucionado durante millones de años en ambientes con niveles de CO₂ hasta tres veces superiores a los actuales, y su respuesta natural al incremento existente influye en una mayor resistencia a la sequía, mayor producción de madera, hojas y frutos, y un ciclo de crecimiento más eficiente.
Reducir el CO₂ a la categoría de “contaminante” resulta excesivo y muy peligroso. La ciencia muestra que este gas, indispensable para la fotosíntesis, tiene un impacto directo y positivo en la productividad vegetal global. Ignorar esta realidad en el debate climático empobrece la discusión y limita el diseño de políticas equilibradas y basadas en evidencia.
Más que una amenaza, el CO₂ es parte de la solución. La clave está en comprender su función integral en los sistemas naturales y utilizar ese conocimiento para tomar decisiones más racionales, sostenibles y eficaces frente al cambio climático.
Financiación internacional de la lucha contra el cambio climático
La Unión Europea y sus 27 Estados miembros aportaron para la llamada lucha contra el cambio climático en 2024 la cantidad de 104.600 millones de dólares, para “ayudar a los países en desarrollo a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y a adaptarse a los efectos del cambio climático”. Hablamos de un peligro para nuestro planeta o de un negocio enorme donde nosotros somos los tontos útiles que defendemos su negocio, en contra de nuestra libertad.
AUTOR: Roberto Durán