La pequeña localidad de Orusco de Tajuña, en un intento por responder a las necesidades de su comunidad, ha culminado la primera fase de ampliación de su cementerio municipal. Con una inversión de 100.000 euros, financiada por la Comunidad de Madrid a través del plan de cooperación municipal, se han renovado las instalaciones existentes y se han añadido nuevos espacios, tanto para nichos como columbarios.
Esta renovación surge de una necesidad apremiante: la escasez de nichos disponibles. La mayoría de los existentes estaban ya ocupados o comprometidos, lo que llevó al gobierno local a buscar soluciones. Así, se ha incorporado un columbario con 24 espacios, una adición importante para un cementerio que carecía de esta opción.
Pero la transformación no se detuvo ahí. La antigua sala de autopsias, que había estado en desuso, fue derribada para dar lugar a una nueva zona de descanso. Este espacio ahora cuenta con dos aseos, uno de ellos adaptado para personas con movilidad reducida, mejorando así la accesibilidad y la comodidad para los visitantes.
Este proyecto es más que una simple ampliación de un espacio físico; es una respuesta a las necesidades de una comunidad, un paso hacia adelante en la gestión y mantenimiento de un lugar que, aunque dedicado al descanso eterno, está muy vivo en las memorias y en el cuidado de quienes lo visitan. Con esta expansión, Orusco de Tajuña no solo se adapta a las necesidades presentes, sino que también se prepara para el futuro, asegurando que sus habitantes tengan un lugar digno donde descansar.
La inversión, aunque importante, refleja un compromiso con el bienestar comunitario, con el respeto hacia aquellos que han partido y con las familias que los recuerdan. Es, en esencia, un acto de cuidado colectivo, una manera de honrar el pasado mientras se construye para el futuro.