Profanan 22 tumbas en Girona y desatan la indignación vecinal: los Mossos buscan a los autores

Profanan 22 tumbas en Girona y desatan la indignación vecinal: los Mossos buscan a los autores

Una mañana cualquiera, los empleados del cementerio antiguo de Girona comenzaron su jornada como de costumbre. Pero al abrir las puertas, el silencio del lugar se quebró con una imagen desconcertante: lápidas rotas, restos dispersos por el suelo y el inconfundible rastro de una profanación.

Veintidós tumbas han sido vandalizadas durante la pasada madrugada. Algunas han sufrido daños visibles, como losas arrancadas o partidas; otras, una profanación que ha dejado a familias enteras sumidas en la impotencia y el dolor. La Policía Municipal y los Mossos d’Esquadra fueron alertados de inmediato, y la indignación no tardó en extenderse por la ciudad.

La concejal de Seguridad de Girona, Sílvia Aliu, confirmó que los actos fueron detectados por los trabajadores municipales a primera hora del lunes. El cementerio, que no cuenta con cámaras de videovigilancia y solo dispone de un vigilante en turnos de mañana y tarde, no presentaba puertas forzadas, lo que lleva a pensar que los responsables accedieron por un lateral.

“Los actos son dispersos, sin un patrón claro”, señaló Eduard Adrobau, director de los servicios territoriales de Interior en Girona. La investigación sigue abierta, pero todo apunta a un acto de delincuencia común. Sin embargo, el impacto emocional ha sido profundo, más allá de las hipótesis policiales.

Un equipo de la policía científica ya trabaja en el lugar. Según fuentes de Interior, se han encontrado huellas y restos biológicos que podrían ser clave para identificar a los autores. En paralelo, los Mossos se preparan para contactar con las familias afectadas y comunicarles lo ocurrido.

El contexto social del barrio no ayuda a calmar los ánimos. Aunque desde la Generalitat se insiste en desvincular los hechos, lo cierto es que la tensión se ha sentido con fuerza en Font de la Pòlvora, una zona próxima donde recientemente se produjeron disturbios. El sábado por la noche, un intento de ocupación de un piso desalojado terminó con enfrentamientos entre vecinos y agentes, quema de contenedores, lanzamiento de objetos y daños en el Centro Cívico Onyar.

Días antes, también en esa zona, se vivieron momentos delicados tras un doble crimen ocurrido la noche de Sant Joan. Aunque las autoridades repiten que no hay conexión entre esos incidentes y el ataque al cementerio, el barrio vive días de tensión, incertidumbre y desconfianza.

Mientras tanto, en el cementerio, el silencio ha vuelto. Pero no es el mismo. Es un silencio herido, que espera respuestas.