¿Es la muerte definitiva? Un innovador estudio sugiere que el cerebro podría reactivarse horas después

¿Es la muerte definitiva? Un innovador estudio sugiere que el cerebro podría reactivarse horas después

El concepto de la muerte como un punto de no retorno podría estar cambiando. Un equipo de científicos de la Universidad de Yale ha logrado reactivar parcialmente la actividad cerebral de cerdos varias horas después de su muerte, un avance que podría tener implicaciones profundas en el futuro de la medicina, la reanimación y el estudio de enfermedades neurodegenerativas.

Este descubrimiento, que parece sacado de la ciencia ficción, fue publicado en la revista Nature y plantea una pregunta inquietante: ¿Es posible revertir los efectos de la muerte cerebral?

El experimento que desafió lo irreversible

El equipo de Yale, liderado por el neurocientífico Zvonimir Vrselja, utilizó un sistema de perfusión avanzado llamado BrainEx, diseñado para restaurar la circulación y funciones moleculares del cerebro después de la muerte. En 2019, lo probaron en 32 cerebros de cerdos que habían sido sacrificados para la industria alimentaria. Cuatro horas después del fallecimiento, los conectaron a este dispositivo, que suministró una mezcla de sustancias capaces de restablecer el flujo de oxígeno y prevenir el daño neuronal.

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El resultado fue sorprendente: las neuronas recuperaron parte de su actividad metabólica y sináptica, y el cerebro mostró signos de funcionamiento que hasta ahora se creían imposibles después de la muerte. Aunque los investigadores se aseguraron de que no surgiera ningún tipo de conciencia mediante el uso de sedantes, el experimento derribó el paradigma de que la muerte cerebral es irreversible tras pocos minutos sin oxígeno.

¿Y si fuera posible en humanos?

Los avances no se han detenido ahí. Desde entonces, los investigadores han desarrollado una versión más avanzada de esta tecnología llamada OrganEx, que ha demostrado ser capaz de preservar órganos enteros tras la muerte. Su versión para humanos, denominada CARL, ya ha sido probada en personas que han sufrido un paro cardíaco, aumentando su tasa de supervivencia hasta un 42%, con un 79% de pacientes recuperados sin daños cerebrales.

Actualmente, el equipo de Yale está probando su sistema en cerebros humanos donados para la ciencia, aunque con estrictas garantías bioéticas que impiden la reactivación de la conciencia. Su objetivo es que estos cerebros puedan ser utilizados para estudiar enfermedades como el Alzheimer y otras patologías neurodegenerativas, sin necesidad de probar nuevos tratamientos en pacientes vivos.

¿El principio de una nueva era médica?

Este tipo de investigaciones abren un sinfín de preguntas médicas, éticas y filosóficas. Si en el futuro se lograra restaurar plenamente la función cerebral en personas con muerte declarada, ¿qué implicaciones tendría esto para la medicina y la sociedad? ¿Sería posible salvar a pacientes que hoy son considerados clínicamente fallecidos?

Aunque los expertos coinciden en que aún estamos lejos de un escenario en el que la muerte pueda ser revertida, el campo de la reanimación cerebral está avanzando rápidamente. Según Lance Becker, investigador en medicina de urgencias en los Institutos Feinstein de Nueva York, “lo que hoy consideramos la muerte podría dejar de serlo en el futuro”.

El tiempo dirá hasta dónde pueden llegar estos avances, pero una cosa es segura: las fronteras entre la vida y la muerte ya no son tan claras como creíamos.