El silencio del cementerio de San Fernando en Sevilla se ha visto interrumpido por un problema inesperado: el vandalismo. Lo que debería ser un lugar de respeto y memoria para los difuntos y sus familias se ha convertido en escenario de ataques que han causado graves daños en lápidas y panteones. Cruces derribadas, frontispicios rotos y tumbas profanadas han dejado un rastro de indignación entre los ciudadanos.
La situación ha llevado al Ayuntamiento a aprobar el pago de casi 10.000 euros en indemnizaciones por nueve reclamaciones patrimoniales, la mayoría por destrozos en las sepulturas. La más elevada asciende a 3.521 euros y corresponde a una tumba en la calle San Rogelio del camposanto, mientras que otra denuncia alcanza los 2.710 euros por daños ocurridos durante una inhumación. Además, un ciprés que ha ido levantando el suelo de un panteón ha supuesto otra compensación de 363 euros.
El problema no es nuevo. Sevilla lleva años sufriendo actos vandálicos en sus espacios públicos, desde parques hasta monumentos históricos. Pero la situación en el cementerio ha encendido todas las alarmas. No se trata solo de daños materiales, sino del profundo impacto emocional que genera en las familias afectadas. “Es muy doloroso encontrar la tumba de tus padres destruida”, comentó uno de los denunciantes, que interpuso su queja tras ver cómo la lápida de su familia había sido dañada durante la madrugada.
El Ayuntamiento ha decidido tomar cartas en el asunto. En los últimos días, se ha reforzado la seguridad del cementerio con la instalación de 20 cámaras de videovigilancia de última generación, que se suman al aumento de la vigilancia presencial, ahora operativa las 24 horas del día. Esta medida forma parte de la ampliación del contrato de seguridad, que estará vigente hasta junio de 2025.
El coste de este refuerzo de seguridad no es menor: en 2024 se destinarán 3.872 euros a la videovigilancia y en 2025, la cifra ascenderá a 9.680 euros. Además, el refuerzo de vigilancia presencial supondrá un gasto adicional de más de 70.000 euros en los próximos dos años.
Para muchas familias, estas acciones llegan tarde. La sensación de inseguridad y el dolor de ver destruidas las tumbas de sus seres queridos sigue presente. Sin embargo, las nuevas medidas buscan evitar que algo así vuelva a ocurrir, preservando el descanso eterno y la tranquilidad de los que visitan el cementerio.