El cementerio ficticio de ‘El bueno, el feo y el malo’ conquista cinco millones de cupones

El cementerio ficticio de ‘El bueno, el feo y el malo’ conquista cinco millones de cupones

Un paisaje único, un duelo épico y 5.000 tumbas vacías. Así es Sad Hill, el peculiar cementerio que se convirtió en uno de los escenarios más memorables del western clásico El bueno, el feo y el malo (1966), dirigido por Sergio Leone. Este lugar, situado entre Contreras y Santo Domingo de Silos, no alberga cuerpos, pero sí miles de historias que lo mantienen vivo.

Este domingo, 26 de enero, Sad Hill será el protagonista del cupón de la ONCE. Más de cinco millones y medio de boletos llevarán su imagen por toda España, dentro de la serie “Pueblos de película”, que rinde homenaje a localidades que han sido platós cinematográficos. En el acto de presentación del cupón participaron el presidente de la Diputación de Burgos, Borja Suárez, y el delegado de la ONCE en Castilla y León, Ismael Pérez, junto a los alcaldes de las localidades de Silos y Contreras.

Pero, ¿qué hace tan especial a este cementerio? En 1966, militares y vecinos de la zona construyeron el camposanto ficticio para rodar el épico duelo entre Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. Durante casi cinco décadas, Sad Hill quedó en el olvido, hasta que la Asociación Cultural Sad Hill, en un esfuerzo admirable, lo rescató y lo convirtió en un importante atractivo turístico.

Recorrer sus tumbas es una experiencia única: entre las lápidas destacan nombres como los de Metallica y Ennio Morricone, además del icónico Arch Stanton, donde los personajes de la película creían que se escondía un tesoro. Hoy, cada rincón de este lugar evoca la historia de una obra cinematográfica que ha dejado huella en generaciones.

El entorno también es parte de su magia. Sergio Leone quedó fascinado por el paisaje de La Peña de Carazo y el Valle del Arlanza, donde rodó otras escenas clave del filme. Desde el Monasterio de San Pedro de Arlanza hasta el río Arlanza, los paisajes de Burgos se convirtieron en Nuevo México, trasladando a los espectadores al lejano oeste.

Sad Hill es más que un escenario: es un símbolo de pasión por el cine y la historia. Su inclusión en el cupón de la ONCE es un reconocimiento a su legado y una invitación para redescubrir este tesoro cinematográfico en el corazón de España.