El pasado 29 de octubre, la localidad valenciana de Montroi fue testigo de unas lluvias torrenciales que dejaron una profunda huella en la comunidad. Aquella jornada, marcada por la acumulación de agua y los desbordes en distintos puntos del municipio, aún resuena en los trabajos de recuperación que el Ayuntamiento lleva a cabo dos meses después. Entre los daños más sensibles está el Cementerio Municipal, donde las filtraciones de agua afectaron de forma grave a 180 nichos, muchos de ellos construidos hace más de seis décadas.
Un descubrimiento reciente, una decisión difícil
A medida que los equipos técnicos inspeccionaban las instalaciones municipales, detectaron un daño estructural que no podía ignorarse. Según explica el alcalde de Montroi, Manuel Blanco, “los nichos antiguos no resistieron la presión del agua acumulada”. Algunos se abrieron, poniendo en evidencia la fragilidad de los materiales empleados en su construcción. “Ahora estamos obligados a vaciarlos y derribarlos, ya que no es posible reconstruirlos”, añade con un tono de determinación ante la complejidad del desafío.
El reto de preservar la dignidad
De los 180 nichos dañados, 150 están ocupados, lo que ha llevado al consistorio a establecer un plan para trasladar los restos. En una operación que requiere tanto precisión técnica como sensibilidad humana, los restos serán reubicados temporalmente en una zona más reciente del cementerio. Actualmente hay disponibles 60 espacios libres, pero será necesario construir nuevos tramos para completar el traslado.
“El proceso será costoso y llevará cerca de un año”, indica el alcalde, subrayando que cada movimiento se realizará con la mayor legalidad y respeto. Para ello, ya se ha iniciado el contacto con las familias afectadas. En palabras de Blanco: “Queremos garantizar que cada paso se haga con el cuidado necesario para honrar la memoria de los difuntos”.
Mirando hacia adelante
Mientras Montroi avanza en su recuperación, esta obra se alza como un recordatorio de la vulnerabilidad de las infraestructuras ante eventos climáticos extremos. El derribo y traslado en el cementerio no solo implica trabajo técnico, sino también la colaboración entre las instituciones y la comunidad. A pesar de la complejidad del proceso, el objetivo común es claro: devolver la serenidad y dignidad al camposanto y a quienes allí descansan.