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Actualizado: 27/03/2024
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“Es difícil quemar bien un cadáver, debe estar muchas horas al fuego”

“Es difícil quemar bien un cadáver, debe estar muchas horas al fuego”

Vía: Publicado en: El Día deTenerife

El subdirector del Instituto de Medicina Legal (IML) de Santa Cruz de Tenerife, el médico forense Francisco Javier González Delgado, explica que, en los casos de homicidio o asesinato, la tarea más compleja se presenta con aquellos cadáveres que se hallan muy quemados, esqueletizados o en avanzado estado de descomposición, por las evidencias de que muchas o parte de las lesiones ya han desaparecido y la identificación se vuelve más compleja. En estos momentos, profesionales de este organismo trabajan en el informe de la autopsia del penúltimo homicidio ocurrido en Tenerife, el del empresario Raimundo Toledo, a mediados de diciembre del 2015.

González explica que, en el caso de los quemados, cuando se utiliza un acelerante puede llegar a desaparecer parte del cuerpo, pero es difícil que ocurra en su totalidad. Este profesional aclara que «es muy difícil quemar bien un cadáver, porque tiene que estar muchas horas al fuego, y aún así se conservan indicios».

Apunta que, con frecuencia, en el cuerpo quedan órganos internos y se pueden hacer estudios de los mismos y ver las lesiones existentes. Advierte de que se puede quemar un fallecido por homicidio para intentar una «simulación de no homicidio», ya que los implicados buscan que no se le identifique e intentan borrar las lesiones causadas, «pero habitualmente no se consigue ese objetivo por el avance de las ciencias forenses».

El papel de los patólogos forenses resulta clave en muchos procesos judiciales de homicidios o asesinatos. Su análisis de los cuerpos permite determinar aspectos fundamentales; desde cómo se produjo un golpe o una puñalada, el arma utilizada en una lesión o el número de heridas en la víctima. La autopsia realizada por tres profesionales permitió poner en libertad sin cargos al padrastro de la tristemente conocida niña Aitana en noviembre del 2009 en Arona. Tras ser detenido y acusado de homicidio, el informe de los forenses determinó que no hubo ni abusos sexuales, ni malos tratos ni homicidio.

Otro caso que marcó un antes y un después en la labor de estos profesionales fue el de Yurena, la joven madre de Güímar que murió cruelmente a manos de dos familiares que querían quedarse con su hijo. La declaración de los procesados hablaba de un fallecimiento tras una «noche loca» de carnavales, pero el informe del Instituto de Medicina Legal desmintió esa hipótesis. González Delgado recuerda que Yurena tenía toda la piel «como un mapa», con «cráteres y supuraciones» de heridas infectadas. Además, la mujer presentaba una importante desnutrición y, si se la comparaba con el historial médico previo, su cuerpo estaba físicamente muy cambiado y deteriorado. En pocos años pasó de tener unas radiografías normales a tener múltiples callos por fracturas en las costillas y extremidades, según González Delgado, que indica que «fue como si hubiera estado viviendo en la selva». Antes de fallecer, dicha vecina de Güímar vivió una serie de «martirios» que fueron comprobados científicamente por el Instituto de Medicina Legal.

El análisis del entorno de un asesinato
En el Instituto de Medicina Legal (IML) no se analizan las muertes por problemas cardiovasculares, cáncer y enfermedades infecciosas. Las muertes sospechosas de criminalidad son las que no están certificadas (no se sabe de qué ha muerto una persona), las físicas (por traumatismos) o las tóxicas. También se analizan los fallecimientos en hospitales cuando hay denuncia en un juzgado; las que ocurren en prisión o comisaría sin causa clara que las justifique y las muertes súbitas en recién nacidos, lactantes, niños, y adultos jóvenes (menos de 40 años). En Santa Cruz de Tenerife se hacen unas 600 autopsias al año de media. Unos 200 casos son suicidios, otro tercio corresponde a accidentes (muertes fortuitas) y el resto se atribuye a causas naturales.

Según Francisco Javier, los homicidios representan un número muy reducido (en los últimos años menos de 10 cada 12 meses). Delgado comenta que la autopsia en un homicidio se compone de cuatro fases. La primera es el «levantamiento del cadáver», donde se analiza el entorno donde se halla el cuerpo: por ejemplo, la habitación, la casa o las personas que estuvieron cerca del fallecido. La segunda parte consiste en el análisis externo del cadáver: la ropa que lleva, las lesiones externas visibles o las muestras del agresor en la víctima (las manos se recubren con papel para que no se contaminen, para ver si es posible hallar ADN) y las lesiones se miden, enumeran y fotografían.

El tercer paso es el examen interno, donde «se abre» el cráneo, el tórax y el abdomen. En el tórax se analiza el cuello, el corazón, los grandes vasos, la tráquea o los pulmones. En el abdomen se estudia el hígado, la vena cava y la aorta abdominal. A veces, si es necesario, se llega a diseccionar una pierna o un brazo. La cuarta fase se efectúa en el laboratorio para determinar si hay restos de medicamentos o drogas. Cuando un cadáver se halla semanas, meses o años después de su muerte, primero se trabaja en la identificación y después en las causas del fallecimiento.

Tres áreas del Instituto de Medicina Legal
El Instituto de Medicina Legal (IML) tiene tres grandes áreas: la Clínica (para vivos), Patología Forense (fallecidos) y Laboratorio. En el apartado de Clínica se analizan casos de agresiones sexuales, lesiones físicas por golpes o a las víctimas de accidentes de tráfico; los internamientos psiquiátricos en contra de la voluntad del sujeto y las incapacidades físicas o psíquicas, tanto parciales como totales. Estas últimas pueden darse en el ámbito familiar o laboral. También se estudian casos de acoso laboral.

Cada vez más denuncias contra médicos
El jefe de Patología Forense del IML y profesor de Medicina Legal en la Universidad de La Laguna reconoce que, cada vez, existen más denuncias por parte de particulares contra médicos, el Servicio Canario de Salud (SCS) y hospitales, tanto públicos como privados. Estos casos se remiten a los juzgados y los jueces piden informes a profesionales del Instituto de Medicina Legal. González dice que, a pesar de que estos asuntos son muy difíciles de resolver, el estudio profundo e imparcial de las pruebas puede llegar a demostrar si realmente hubo o no error médico.

Analíticas previas a la autopsia
Francisco Javier González Delgado indica que el Laboratorio del IML se ocupa de efectuar las analíticas preliminares, es decir, antes de afrontar la autopsia propiamente dicha. En dicho departamento se analiza si el fallecido ha ingerido drogas de abuso, como cocaína, opiáceos, metadona, cannabis y algunos medicamentos. Después de la autopsia, se realizan las pruebas de histopatología (estudio de las vísceras, como el corazón) en el Instituto de Toxicología para determinar si el fallecido tiene restos de droga o alguna sustancia tóxica.

Los casos más frecuentes de accidentes
González Delgado señala que la mayoría de los suicidios son por ahorcamiento, precipitaciones e intoxicaciones por tomar medicamentos. Muchas de las muertes accidentales que llegan hasta el IML son casuales, es decir, por caídas en el domicilio o en la calle, así como por caerse al estar ebrio. En el caso de las personas mayores, pueden sufrir caídas en las viviendas, registrar golpes en la cabeza o en la cadera y fallecer pocos días después en un centro hospitalario. En los casos de muertes por sobredosis, González Delgado aclara que se pueden producir por consumir una sustancia estupefaciente con excesiva cantidad o pureza. E, incluso, por consumir después de haberlo dejado un tiempo o bien a raíz de las impurezas que la droga contiene.

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