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Actualizado: 27/03/2024
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Unos 3.000 nichos se vacían cada año en Madrid porque los familiares no renuevan el pago a los 10 años

Unos 3.000 nichos se vacían cada año en Madrid porque los familiares no renuevan el pago a los 10 años

Vía: Mario Toledo

Si usted tiene un familiar enterrado en un nicho, tenga en cuenta que el derecho de enterramiento tiene fecha de caducidad. Al pasar diez años desde que el cuerpo se introduce en la cavidad, los familiares tienen que renovar el pago si quieren seguir utilizando el espacio. Sin embargo, la gran mayoría de personas deja pasar este plazo sin reclamar los restos del fallecido. En unos casos para ahorrarse el pago de una nueva concesión (casi 1.000 euros, según las tarifas municipales de Madrid), pero también porque la familia se olvida o por los cambios culturales respecto a la muerte.

Cada año, de media, vienen sacando unos 3.000 cuerpos de los nichos al agotarse la concesión sin que su familia los reclamara, (según la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid). Todos esos restos acabaron incinerados y esparcidos en un cenicero común.

Las unidades de enterramiento (nichos, sepulturas o columbarios) son concesiones administrativas, por las cuales hay que pagar para tener derecho de ocupación. En el caso de las tumbas en el suelo o los columbarios para las cenizas, el título tiene una validez de 99 años. Sin embargo, en los nichos lo más habitual es que se conceda por un plazo de diez años. Pasado ese tiempo, el titular del derecho (generalmente, un familiar del fallecido) debe renovarlo si quiere mantener allí los restos, según refleja el Reglamento de Cementerios de Madrid.

También puede pedir que se saque el cuerpo de allí para llevarlo a otra sepultura. Sin embargo, los cementerios madrileños se han encontrado con que la mayoría de familiares se desentiende de sus difuntos. «Cuando va a vencer el plazo, se le comunica al titular del derecho mediante una carta a su domicilio. Si no contesta, se le envía una segunda carta certificada. Además, se publican los nombres en dos diarios de tirada nacional, en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid y en los tablones de las juntas de distrito. Si después de todos estos pasos, no se les localiza, se procede a la exhumación y los restos son incinerados y llevados al cenicero común», según nos explica el gerente de la empresa funeraria madrileña, Baltasar Baladrón.

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