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Actualizado: 27/03/2024
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Trabajadores del Cementerio de Ciudad Real exigen mejoras urgentes debido a las condiciones en las que trabajan

Trabajadores del Cementerio de Ciudad Real exigen mejoras urgentes debido a las condiciones en las que trabajan

Vía: Eusebio García / Mi Ciudad Real

Los empleados del Cementerio Municipal reclaman a los responsables del Ayuntamiento de Ciudad Real (Castilla-La Mancha) mejoras urgentes en las condiciones en las que desarrollan su trabajo en el camposanto de la ciudad. Denuncian que se ven obligados a manipular restos humanos en estado de putrefacción y cajas que rezuman líquidos de “olores indescriptibles” o a deshacerse de residuos procedentes de las exhumaciones en contenedores del Consorcio de RSU. Además, se lamentan de la “inadmisible” carga de trabajo que asumen y de la falta de medios y formación de que disponen.

Según consta en un escrito registrado en el Ayuntamiento el pasado 18 de mayo, responsabilizan al consistorio de no cumplir con sus trabajadores en lo que a seguridad e higiene se refiere y de “poner en grave riesgo” la salud de los vecinos de Ciudad Real, por “desconocimiento, dejadez o indiferencia”.

Exhumaciones
Estos trabajadores municipales se quejan de que se ven obligados a realizar exhumaciones de cadáveres, “sea cual sea el estado en que se encuentre el cuerpo humano”. Comentan que, desde hace más de una década, aparecen cada vez más frecuentemente restos humanos aún en estado de putrefacción, “con restos orgánicos y todos los líquidos de la descomposición”. Esto se debe, explican, a la utilización de sudarios plastificados por parte de las funerarias.

Finalizado el trabajo, añaden, se limpian las herramientas (espuertas, capazos, azadas, palas, paletas, etc.) y los equipos de protección no desechables (guantes, botas, gafas o pantallas). “El problema radica en que tenemos que usar los grifos públicos, a la vista de todos y sabedores que los ciudadanos que acudan a las instalaciones municipales van a usar los mismos grifos”. Reclaman un lugar habilitado para llevar a cabo estas tareas, aislado del resto de dependencias, “con el fin de evitar posibles riesgos biológicos y sanitarios a personas que nade tienen que ver con este trabajo”.

Por otro lado, subrayan que la exhumación de restos implica extraer todo aquel material que cubre el cuerpo, tanto el ataúd, como ropas, cristales o telas. Relatan que, al carecer de un horno incinerador, años atrás se decidió acumular todos estos desechos en un lugar cerrado al público y de acceso restringido dentro de las dependencias del cementerio. “Una vez acumulada determinada cantidad de residuos, se les prendía fuego”.

Recuerdan que “aquello no fue la solución”, ya que el humo y los olores salían del cementerio y causaron alarma entre los vecinos de los barrios colindantes. “Llegados a este punto, se optó por introducir esos desechos en los contenedores destinados a otros usos y residuos, para que la empresa RSU se deshiciera de ellos”. Los trabajadores creen que “sin el conocimiento o conformidad” del Consorcio RSU.

Miembros amputados y fetos procedentes del Hospital General
Otra de las cuestiones que más desagrada a los operarios municipales tiene que ver con los miembros amputados y fetos que las funerarias transportan del Hospital General Universitario de Ciudad Real a las instalaciones del Cementerio. Aseguran que los reciben en cajas de cartón, en lotes de entre 10 y 20 cajas, “sin el aislamiento, la impermeabilidad y la seguridad adecuada”. Estiman que algunos miembros esperan en las instalaciones hospitalarias varios meses, según han constatado en las hojas informativas que acompañan a cada miembro amputado. Se quejan de que los lotes llegan con las cajas de cartón manchadas “de fluidos en descomposición”, algunas “rezumando líquidos al exterior” y despidiendo “olores indescriptibles”.

Sepulturas a pico y pala
Asimismo, señalan que una de las labores más “dolorosas” para su salud y la que más tiempo requiere es la realización de sepulturas de tierra a pico y pala, cavando unos fosos de unas dimensiones de 2,1 x 0,80×1,2 metros, según establece la legislación. La realización de esta labor, puntualizan, “entraña un peligro por posible derrumbamiento de las sepulturas de los lados, pudiendo quedar sepultado el operario bajo toneladas de piedras y tierra”. Además, denuncian que, si al abrir una sepultura, ésta se encuentra construida de ladrillo, el trabajo lo realizan empresas privadas que trabajan en el Cementerio Municipal, mientras que si se trata de una sepultura de tierra se asigna la tarea a los empleados públicos.

Peso, material, formación y jornada laboral
Aseveran que  siguen esperando una solución para el problema de la sobrecarga al levantar un féretro, “la mayoría de las veces por pasillos difícilmente accesibles en los que sólo pueden pasar dos operarios portando el féretro, y a los que hay que ir indicando dónde deben colocar los pies en cada momento, debido a la irregularidad del terreno, y soportando cargas que superan habitualmente los 120 kilogramos”.

Por otra parte, denuncian la falta de medios que padecen, tanto de maquinaria específica como de simples herramientas: escobas, palas o carretillas. También la carencia de unos vestuarios “dignos”, en los que sólo disponen de una ducha. En cuanto a formación, lamentan no haber sido preparados técnicamente como esta profesión requiere, “corriendo graves riesgos biológicos y físicos al manipular cajas de zinc, restos humanos putrefactos, las amputaciones y fetos”.

Los operarios del cementerio recalcan que este servicio municipal asume una mayor carga de trabajo, al duplicarse la capacidad del camposanto a lo largo de los últimos 20 años, mientras se reducía la plantilla “prácticamente a la mitad”.  Se quejan de que no se cubren las vacaciones ni las bajas laborales de larga duración. “La carga de trabajo que soportamos los cinco operarios es inadmisible”. Aseguran que han llegado a trabajar hasta 43 días seguidos.

Sepulturas vacías
Por último, indican que en el patio 6º del Cementerio Municipal existen del orden de quince sepulturas de cuatro cuerpos cada una, “hechas por el propio Ayuntamiento, que llevan más de 10 años construidas y que no se utilizan”.

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