Funsegur
Actualizado: 27/03/2024
Gesmemori
InicioMedicina ForenseEl IML de Granada realiza un estudio sobre agresiones sexuales cometidas por suministro de droga a la víctima

El IML de Granada realiza un estudio sobre agresiones sexuales cometidas por suministro de droga a la víctima

El IML de Granada realiza un estudio sobre agresiones sexuales cometidas por suministro de droga a la víctima

El Instituto de Medicina Legal de Granada lleva a cabo un estudio sobre la sumisión química en agresiones sexuales, aquellas cometidas tras el suministro de droga a la víctima de forma inadvertida, para que la detección de esta práctica en aumento no pase desapercibida en el curso de la investigación.

Se trata de uno de los proyectos en marcha del Instituto de Medicina Legal de Granada, que cuenta con un servicio referente del estudio y la clínica de laboratorio en Andalucía, ha señalado en una entrevista con su directora, Nieves Montero de Espinosa.

La sumisión química en agresiones sexuales se da cuando el agresor suministra a la víctima, de forma inadvertida para ella, algún tipo de droga habitualmente volátil cuyo rastro desaparece rápidamente, ha explicado el jefe del servicio de laboratorio del Instituto de Medicina Legal de Granada, José de la Higuera.

Esa circunstancia obliga a hacer un examen más complejo, a fin de que lo que no se pueda detectar en las primeras veinticuatro horas transcurridas tras la comisión del hecho delictivo se pueda identificar luego con estudios posteriores en muestras biológicas. El Instituto de Medicina Legal de Granada ha recibido en el último año nueve casos de sumisión química en agresiones sexuales, de los que cuatro están en estudio tras haber sido descartado el resto.

Se trata, según la directora, de un estudio relativamente nuevo del que se ha comenzado a hacer un seguimiento hace poco, por lo que aún no hay resultados concluyentes. En cualquier caso, ya se ha llevado a cabo la creación de una «guía de funcionamiento» en la que se recoge expresamente cómo deben enfocar los forenses de guardia la asistencia a agresiones sexuales.

En ella se recuerda la necesidad de tener en cuenta el posible suministro de droga a la víctima a la hora de llevar a cabo la exploración y solicitar las analíticas, explica Montero de Espinosa. Éste es uno más de los estudios que está llevando a cabo el Instituto de Medicina Legal de Granada, que entre otros servicios alberga el Centro para la Excelencia en la Investigación Forense de Andalucía, concebido para unificar e impulsar el estudio científico y la formación especializada en ciencias forenses en la comunidad.

Otro de los proyectos actualmente en marcha es un estudio enzimático en los casos de muerte súbita de origen cardíaco. El objetivo, explica el jefe de laboratorio, es que cuando se trate de muertes naturales, el forense pueda ultimar las autopsias en el menor tiempo posible para agilizar el procedimiento judicial y evitar así que el expediente de este tipo de casos en los que se descarta la criminalidad no se alargue innecesariamente.

Aunque de momento este estudio solo se está aplicando a muertes en el ámbito de Granada, la idea es atender a la larga peticiones procedentes de otros institutos de medicina legal andaluces. El de Granada está también pendiente de la homologación de las pruebas del alcohol en fluidos biológicos de vivos para los casos de accidentes de tráfico sin resultado de muerte.

Pero para poder continuar con la línea investigadora, el Instituto de Medicina Legal de Granada demanda la financiación necesaria con la que llevar a cabo los proyectos. «Necesitamos entrar en el circuito de universidad o de empresas para que nos financien o aporten becas dirigidas a investigar la explotación de los datos que genera este instituto», apunta su directora.

El Instituto de Medicina Legal de Granada, que cuenta con servicios de laboratorio, clínica y patología forense junto a uno nuevo de psiquiatría, desarrolla también una vertiente orientada a la docencia y la formación de alumnos y profesionales, ha indicado la jefa del servicio de Patología, Elisa Cabrerizo.

Compartir:
Valorar este artículo